Chilli nació en Brasil. Y como muchas buenas ideas, empezó entre amigos, sol y charlas.

¿La idea inicial? Crear una marca sin reglas. Una marca con personalidad. Con modelos que hablen por sí solos. Que se noten. Que

diviertan. Que acompañen. En un país donde los lentes son parte del día a día, no un accesorio ocasional. Donde hay tanto sol como

ganas de expresarse. Y donde las ideas se vuelven reales si tienen sentido.

Chilli creció rápido. Porque no se trataba solo de vender lentes, sino de proponer otra forma de usarlos.

Más libre. Más auténtica. Más cercana.

Creció tanto, que hoy cuenta con tiendas en más de 20 países del mundo. Y para nuestra suerte, Uruguay es uno de ellos.

Chilli llega a nuestro país con la misma energía con la que nació: con ganas de sumar color, estilo y libertad. De acompañar a quienes

se animan a verse distintos, o a reconocerse en algo nuevo. De estar en la calle, en la ciudad, en el movimiento cotidiano. Porque los

lentes no son solo para mirar. También son para mostrarnos en nuestra versión más auténtica.